A los 30 minutos de haber llegado a Edimburgo y como no
venía nadie a recogernos, puse un SMS a España al responsable de comunicación de
bebidas de LVMH, grupo de lujo propietario del whisky Glenmorangie, que es una marca propiedad del grupo del lujo LVMH. Parece ser
que en Escocia no se han leído el documento de Excel que enviaron hace dos
semanas desde España, con los datos de nuestro vuelo en Iberia Express con llegada a las
10.15. Dos horas más tarde, me llega un SMS en inglés con las indicaciones de
nuestra recogida, tenemos que ir a buscar a un chófer que está en el mostrador
de Turkys Airline en llegadas domésticas del aeropuerto de Edimburgo. Lo
encontramos y nos lleva al hotel Fairmont de Saint Andrews, donde por supuesto,
nadie nos espera y donde hay un mostrador corporativo de la marca, donde una
azafata nos facilita la llave de la habitación. Tiempo libre hasta las 19h que
nos recogen para ir a cenar a la ciudad. En ese momento me llega un mensaje vía
twitter de una señorita llamada Paula, a la que no tengo el gusto de conocer y
es relaciones públicas de Weber Shandwick que me pide que la siga porque tiene
que enviarme un DM, la sigo y por tuiter me convoca a una entrevista en el
campo de golf al día siguiente y con el ruego de que se lo comunique al otro
periodista español.
La cena, con los responsables de bebidas de los duty
free, es muy agradable en el restaurante Rocca con vistas a los hoyos 1 y 18
del Open de golf en St.Andrews. Al día siguiente, recogida en furgonetas y
llegada a la carpa de Glenmorangie del campo de golf, donde mi colega
entrevista a un embajador de la marca y antiguo golfista y nos vamos a seguir
el torneo a pie de campo. Regresamos a la carpa y volvemos al hotel porque a
las 17h no recoge una furgoneta para llevarnos de viaje al norte de Escocia a,
según nuestro programa, Glenmorangie House, que es una finca estupenda y que es
uno de los atractivos de este viaje de prensa amén de conocer las destilerías,
después de cinco horas de viaje y de perdernos un poco, llegamos a nuestro
supuesto destino. Llueve y mientras sacamos el equipaje salen dos mayordomos
para decirnos que nos vayamos, que qué hacemos ahí. Les explicamos que somos
huéspedes y nos dicen que es imposible porque la casa está llena. Al ver
nuestros programas emitidos por Glenmorangie aceptan con reticencia que pasemos
al interior porque hace frío y llueve. Al cabo de unos minutos nos dicen que nos
han ubicado en un hotel en un pueblo cercano y que no nos darán de cenar porque
ya es muy tarde pero que en el hotel nos prepararán unos sándwiches fríos. Son
las once de la noche y llegamos a una casa de piedra muy mona, una especie de
Bed and Breakfast, con la habitación en el primer piso con vistas al
aparcamiento, agradezco que sea el primer piso porque no hay ascensor y mi
maleta pesa. Allí un señor encantador nos prepara unos sándwiches y nos dice
que nosotros podemos quedarnos dos noches, pero que para el periodista italiano
que nos acompaña sólo tiene habitación para un día. Al día siguiente a las
10.30h nos recoge un taxi para llevarnos a la destilería, que es el motivo del
viaje, el taxista pregunta a un operario que manipula unas cajas y nos deja en
la tienda de la destilería, allí la dependienta, que también es guía, nos
invita a esperar unos minutos hasta que el grupo turístico de las 11h esté
formado. Nosotros no pagamos entrada pero los turistas sí. Hacemos un recorrido
de media hora por las instalaciones, sin fotos y regresamos al hotel, en el
mismo taxi que vinimos. Llegamos al Bed and Breakfast y la recepcionista, que
también ha sido la camarera del desayuno, el hotel es muy familiar, nos dice
que han llamado de Glenmorangie House para decirnos que escojamos la excursión
que queramos; por ejemplo, visitar un castillo, un museo, una ruta caminando…nos
enseña diferentes folletos y nos dice que los de Glenmorangie le han explicado
que paguemos la excursión, que pidamos los recibos y que luego, ellos nos lo
devuelven. ¿Ellos? ¿Quiénes son ellos? Porque hasta la fecha solo hemos tratado
con los chóferes, recepcionistas y mayordomos. Mejor nos quedamos en el hostal
y damos unos paseos, aprovecho para escribir la crónica de mi experiencia en
St.Andrews, que envío al periódico y hacemos tiempo hasta la hora de dormir.
Menos mal que, al intentar hacer el cheking on line, nos damos cuenta que nuestro
avión sale a las 11h desde Edimburgo y que si nos recogen a las 8h, como
pretendían, no volábamos. Vuelta a los mensajes para que nos saquen de allí
antes. A las 5.30h de la madrugada llega una furgoneta para llevarnos al
aeropuerto. Podría haber sido un coche, que no tienen limitada la velocidad a
50 millas, pero no, es una furgoneta en la que el viaje se hace eterno, pero al
menos no hay tráfico como a la ida y tardamos sólo 4 horas. A estas alturas nos
da igual si es a las 5 o nos llevan a dormir a las sillas de la terminal, lo
que queremos es regresar de una vez.
Para seguirme en twitter; @cduerto
Para seguirme en instagram; @carmenduerto