El uno de octubre la infanta Elena en el palacio de la
Zarzuela supo por boca de su padre que el día de la Fiesta Nacional no estaría
en el palco de honor presenciando el desfile de las Fuerzas Armadas. Tuvo doce días
para hacerse a la idea y para acompañar a los reyes en dos actos previos a la
escenificación de su salida del núcleo central, sería en el Instituto Cervantes,
donde los tres son patronos, su despedida sin que nadie lo apreciara.
Dado su fuerte carácter y que lleva 49 años a la vera de
sus padres como miembro que es la de la familia real, se le supondría una
reacción en contra o un malestar, pues nada más alejado de la realidad. El 12
de octubre, llegó en la comitiva real y sonriente, sin que nadie le dijera
nada, se sentó junto a Rubalcaba como si lo hubiera hecho siempre, incluso
ambos intercambiaban opiniones durante el desfile. Ocupaba el primer puesto en
el orden de importancia en la tribuna de personalidades. Su aptitud tranquila, la delataba y su
afirmación pública lo corroboraba; “Este día tenía que llegar”. En su entorno
oficial, afirman que se lo ha tomado bien.
Hago un inciso porque esto me recuerda, cuando yo estaba
escribiendo su biografía no autorizada, que un amigo de la infanta Elena me
contaba con que alivio vivió que su hermano Felipe aceptara la orden paterna de
no casarse con Eva Sannum, de lo contrario le habría caído a ella el peso de la
corona y al menos, en esa época, ella lo vivió como una liberación.
Por qué se hace ahora y no cuando cumplió la mayoría de
edad, por ejemplo o cuando se casó. Es curioso que coincida con el cese total
de actividad pública de la infanta Cristina, motivados por los problemas
legales que está viviendo la familia Urdangarín-Borbón. No parece de recibo
que, como daño colateral, salga Elena del núcleo y más teniendo en cuenta sus
especiales características; primogénita apartada de la línea directa de
sucesión por ser mujer. Hay quien opina que se hace así para tapar la ausencia de
la hermana.
La realidad es que, en el Palacio de la Zarzuela me
recuerdan que hace como unos dos años, el anterior jefe de comunicación,
informó a los periodistas que cubren habitualmente las informaciones de la Casa
Real, que estaban viendo la posibilidad de limitar la familia real al núcleo
central. Así que antes o después tenía que llegar. Se ha decidido que sea el
día de la Fiesta Nacional por ser un acto de máxima representación. Esto no
significa que se vaya a cambiar el decreto de protocolo de máximos por el que
se regulan estas representaciones. En todo caso, La Casa del Rey puede
renunciar, en algunos casos, al número de miembros como sucede con las infantas
Pilar y Margarita. Elena sigue estando en el número 5 de la línea de sucesión
eso no se lo quita nadie y como tal seguirá siendo tratada, aunque ahora el
núcleo central se limite al rey y al heredero con sus respectivas esposas.
A medida que los príncipes de Asturias tienen más
protagonismo porque son los que heredarán la Corona y la Jefatura del Estado,
se reduce el del resto de la familia. Ellos son los que se tienen que ganar el
puesto y mientras que no exista una Ley de la Corona que regule todos estos
aspectos porque el Parlamento no la ha elaborado en 30 años de democracia,
seguirán sin reglamentar.
El que las infantas Cristina y Elena, sean independientes
económicamente y no se dé el caso de tener que recurrir en un futuro a su
hermano, ha sido como un mantra para los Borbón Grecia. El rey lo tuvo muy
claro desde el primer minuto. Que las infantas sean independientes
económicamente y que en un futuro no tengan que depender de la Corona. Su
postura es compleja, si aceptan un empleo remunerado tiene que estar limpio de
toda sospecha de favoritismo y etc y si viven de la Corona, sería mal visto el
mantenimiento de más miembros que los estrictamente necesarios para ejercer la
función principal que es la Jefatura del Estado. Pueden aceptar presidencias
honoríficas no remuneradas, pero de eso no se come, así que llegado el momento
se les buscó a ambas un empleo remunerado. Elena, después de haber sido
profesora de inglés de una guardería de la que era socia y de haber tenido una
sociedad durante poco más de un año, es nombrada Directora de Proyectos
Culturales y Sociales de la Fundación Mapfre, un cargo de nueva creación a su
medida. Cuáles son sus funciones, horario laboral, lugar de trabajo, equipo y
etc? es un misterio porque tanto en
Mapfre como en la Casa Real no dan cuenta “pertenece al ámbito privado de la
infanta”. Una semana pidiendo esta información se reducen a un NO como una Casa.
Así que, cuando se publican informaciones sobre su sueldo, su trabajo o su
implicación laboral, son meras conjeturas porque confirmar, no confirman nada y
ver nadie ve nada.
Elena, especialmente al principio de su separación, le
agradaba hacer la compra en el supermercado, era normal que quedase con su
prima María Zurita para ir juntas tirando del carrito. Ahora esa afición ha
decaído pero no la de ir al cine o al campo. Está pendiente de que sus hijos
hagan los deberes y es capaz de llamarles varias veces, si ella no está en casa
para insistirles en que los hagan porque Froilán se le despista un poco, a ella
le pasaba lo mismo y estudió toda su vida con profesores de refuerzo. A los
niños les ha tratado de inculcar su afición por los caballos, ambos montan y
también navegan. Con su padre viajan a París, allí Jaime de Marichalar se
encuentra menos presionado por la prensa, que es su gran pesadilla, es su
monotema cada vez que se topa con alguno de nosotros. Elena es más proclive a que los niños
estudien en el extranjero, Jaime más reacio. Ella, allí donde va, arrasa y cada
día aumenta el número de “Elenistas” todos afirman que es la más regia y “española” porque le sale de natural sin
necesidad de repetirse como un mantra lo
de la vocación de servicio público o
lo de trabajar por España, ella nació con ese estigma en los genes.
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