En España hay tres cuadros de Fray Angélico, uno lo tiene
El Prado, otro el Thyssen y el tercero, la Casa de Alba. El Prado tiene a las
majas de Goya y el Palacio de Liria a la protagonista. El Palacio de Aranjuez
guarda trajes de reyes y en Liria hay una sala sólo para guardar uniformes de
reyes, entre ellos uno de Capitán General de don Juan Carlos. Todo ello forma parte
de la gran exposición del legado artístico de la Casa de Alba que estará
abierta hasta marzo en el palacio de Correos en la plaza de la Cibeles
madrileña.
Mucho patrimonio sin excesivo cash les llevó hace unos
meses a los Alba a abrir sus salones para eventos de empresas. El resultado ha
sido modesto, nada de bailes a lo María Antonieta o veladas tomando el té con
la duquesa. Ha sido más tipo visita guiada por una casa palacio museo para
marcas. Junto a ese hito de apertura se daba a conocer otro inédito; los Alba
mostrarían parte de su patrimonio artístico en una exposición. Si en un
principio se pensó que podía ser otra forma de recaudar dinero, otra vez, otro
jarro de agua fría. Liria está habitado pero no acondicionado para visitas
masivas de espectadores. Había que buscar un palacio acorde, como el de
Correos, que sí está preparado pero tiene un alquiler alto. Solución, cobrar 10
euros por entrada. Gracias a eso y a que la compañía Generalli, corra con los
gastos del seguro, cubren costes. De haberles costado dinero, como en un
momento cundió la alarma, la exposición se habría cancelado. Alquilar y
exponer, lo último sería seguir los pasos de Tita Thyssen vendiendo la joya de
la corona, el Constable por 28 millones de euros
La colección de arte que atesora la Casa de Alba se
remonta al siglo XV. Los nobles eran los mecenas de los artistas de la época y
los Alba, que tenían sensibilidad artística pero no eran precisamente los
nobles de más rancio abolengo, como los Infantado o Medina Sidonia, sin
embargo, a la chita callando, tuvieron la habilidad de ir entroncando con los
miembros de tercera fila de los apellidos más ilustres y llegar hasta nuestros
días con la mayor acumulación de títulos nobiliarios y con uno de los patrimonios
históricos más abundantes y mejor conservados en una misma familia.
Que esto haya llegado así al siglo XXI y no haya
comenzado la diáspora, se debe a Cayetana de Alba. Cuando su padre, el duque
Jacobo una vez terminada la guerra civil con el buque insignia, el palacio de
Liria, en ruinas por los bombazos, le dice a una joven Cayetana,” si tú te
haces corresponsable reconstruimos Liria”. Ella acepta. La segunda decisión de
la duquesa es en 1975 crear la Fundación de Alba con el grueso del legado
artístico y patrimonial. Así evita que se reparta en cinco lotes para sus cinco
hijos.
En 500 años de historia familiar ha habido de todo,
incluida una duquesa que al no poder tener hijos adopta a una niña negra y el duque
número III, que en Bélgica es mencionado para dar miedo a los niños, “que viene
el duque de Alba” es similar a nuestro “que viene la bruja”. En el siglo XXI,
la Casa de Alba es más conocida por sus bodas, separaciones, bautizos y
comuniones que por su labor de mecenazgo, coleccionismo y divulgación. Para
remediarlo Cayetana, el duque de Huescar y Cayetano Martínez de Irujo, llevan
un año organizando la gran exposición de Alba. Así que este evento excepcional,
inaugurado por la reina en ausencia del rey que está de baja, permanecerá a la
vista del respetable hasta finales de marzo de 2013 y cuenta como comisario con
uno de los expertos de arte antiguo más prestigioso de España, Pablo Melendo.
Cuando muere la XIII duquesa de Alba más famosa de la
historia, la Cayetana que pintara Goya,
Godoy se lleva los mejores cuadros, que son los que están repartidos por museos
de medio mundo, la reina Maria Luisa se queda con las joyas y los franceses con
todo lo que pueden. Así que el XIV duque de Alba, que es el primer Fitz-James
que entra en la casa y aporta el ducado de Berwick, se encuentra con los
palacios vacios. Recupera 32 cuadros de la colección original, y va
recomponiendo el patrimonio artístico, al que incorpora colecciones flamencas,
italianas e incluso, restos arqueológicos romanos y griegos. Por ejemplo, a él
se debe el Fray Angélico, que junto con el del Museo del Prado y el del
Thyssen, son los tres Fray Angélicos que existen en España y que se podrá ver
en la gran exposición. La idea de este
Alba inglés era abrir una galería en el Palacio de Liria para que los
madrileños pudieran ver todas esas piezas que no existían en España.
Jamás se hizo esa galería y ahora los Alba quieren
mostrar parte de su patrimonio condensado en 150 piezas por el orden
cronológico en el que llegaron a la familia. “como es una familia tan rica, extensa, cuidada y refinada permite hacer
este seguimiento tan exquisito y único que en otras circunstancias no se podría
haber dado” según el comisario de la exposición, Pablo Melendo. La XIII duquesa de Alba, un poco mal vista en
la familia, que adoptó a la niña negra y posó para Goya, sería excéntrica y
sofisticada pero no tenía la “labor de
mantenimiento, recuperación, de conservación y protección que tiene la actual
duquesa Cayetana. He buscado las obras en todos los palacios. Aunque las más
importantes están en Liria. Escultura, cerámica, muebles, artes decorativas y
joyas como una caja de Fabergé o una polvera de Cartier de los años 20. Hay de
todo. Son objetos que no están en vitrinas, están encima de una mesa o la puede
usar alguien en un momento. Están en uso eso es lo bonito en esta familia, que
conviven con estas obras de arte. Ellos no tienen noción del valor económico de
estas cosas sino de lo que significa dentro de su familia”.
Hay cosas impresionantes que se guardan en los archivos
de la Fundación de Alba y que a más de uno le producirá piel de gallina cuando
vea, por ejemplo, un dibujo a mano alzada de Colon según iba descubriendo
América.
“La mayoría de las
piezas en exhibición no se han abierto al público nunca. La tabla del Fray
Angélico no ha salido nunca o una tabla de Rubens “Camino al mercado”. Esta
familia, por el ducado de Veragüa, son descendientes de Colon y tienen la
colección de cartas colombinas más importante que existe en el mundo.
Concretamente hay una espectacular, cuando Colon ve tierra por primera vez y
bordea con la nave la primera isla que ve, hace un dibujo en una hoja en el
margen superior izquierdo con idea de que si la isla crecía tuviera papel
suficiente, a esa isla la llamó La Española. También guardan la lista de los
marineros con los hermanos Pinzón a la cabeza o el listado nobiliario de indias
que son documentos únicos que llegan a la Casa de Alba por el Conde Duque de
Olivares y que nunca han sido expuestos públicamente”.
En los recios muros de Liria hay una consigna repetida
por Cayetana “de los reyes no se habla” pero haberlos haylos y de hecho, la
propia duquesa antes de casarse con su tercer marido, fue a pedirle permiso a
la reina. Antiguas costumbres nobles, como la bula papal que ya no se requiere.
De ahí que no extrañe que veamos un traje del actual rey Juan Carlos: “Los
Alba -cuenta el comisario Melendo - como
Condes de Ribadeo, tienen el derecho, otorgado por Juan II de Castilla en el
s.XV, para usar el traje que el rey se haya puesto el día de la Epifania para
ir a misa, la condición es que se vista con ese traje y cene con el rey esa
misma noche. Así que el 6 de enero, los reyes le daban su traje al conde de
Ribadeo. Se expondrán uniformes de Alfonso XII y de Alfonso XIII y también uno
de Capitán General de don Juan Carlos que éste le regaló a Cayetana por seguir
la tradición”.
Mito o leyenda sobre la inclinación de Isabel II ante
Cayetana, lo que sí es cierto que en cuestión de gobelinos, tienen una
colección que es la envidia del Estado francés:
“Los abanicos de la emperatriz
Eugenia de Montijo, su única hermana se casó con el duque de Alba, la famosa
duquesa Paca, que murió joven eso no evitó que la emperatriz muriese en Liria y
les dejase en herencia a sus sobrinos Alba, su colección de abanicos, de
porcelanas de Sevres o de gobelinos, que no tiene ni el Estado francés y se verán
por primera vez”.
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