Hay un pacharán
navarro, Zoco, que se ha propuesto acuñar un nuevo vocablo; el endrinismo, que
encierra un antiguo concepto vital, las sobremesas. Algo tan viejo y a la vez
tan moderno, como las charlas después de una comida acompañadas por un licor,
“un bajativo” que decían antiguamente.
Esas comidas
contundentes de antaño, compuesta de varios platos requerían una larga
sobremesa y un licor que ayudase a la digestión.
Era también el
momento, sin televisión, de hablar de la vida, de las familias, de la sociedad
y de cualquier tema por complejo que fuera. Una buena comida y una buena bebida
salvaban escollos.
En 1816, la familia Velasco se dedicaba ya a la destilación
de alcoholes en la localidad de Viana, Navarra. En 1956, Ambrosio Velasco
comercializa la primera marca de pacharán: Pacharán Zoco. Sus sucesores, dicen
que tomar una copa de pacharán Zoco es saborear en esencia lo mismo que hace
cien años; un macerado de endrinas 100% navarras en anís natural, entre un mes y tres meses, que no
contiene ningún otro tipo de aditivo. Las endrinas es un fruto de la misma
familia de las ciruelas pero más pequeño de color negro azulado y que no se
consume en fresco porque es astringente y ácido.
Pacharán Zoco, que ya no es una empresa familiar de los Velasco, ostenta la Denominación Específica de
“Pacharán Navarro”, lo que supone cumplir con todos los requisitos del Consejo
Regulador: calidad, y cantidad de materias primas, método de producción y
realización de todo el proceso en Navarra. El sello del Consejo Regulador y la
contraetiqueta numerada de cada envase de Pacharán Zoco son la garantía de un
producto tradicional y de calidad controlada.
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