Por Carmen Duerto (publicado en www.diarioabierto.es)
Noruega ha tenido 64 reyes. Su Monarquía la comenzó un
Harald y la cierra otro, el actual, Harald V de la Casa Glücksburg, la misma
sangre que corre por las venas de la reina emérita Sofía. Harald fue el primer
príncipe nacido en Noruega en 567 años, asumió ser rey el 17 de febrero de 1991
y cuatro meses más tarde, el 23 de julio, quiso ser consagrado en la Catedral
de Nidaros para recibir la bendición de sus deberes reales del mismo Dios. Este fin de
semana en ese pequeño país nórdico, celebran el cuarto de siglo del reinado de
Harald V y su esposa Sonia, con fuegos artificiales, salvas de honor, juegos de
invierno y conciertos de música, justo cuatro días después de que el
primogénito de Mette Marit, Marius Borg,
haya cumplido 19 años.
Y aunque no esté previsto que asista ningún miembro de la
familia real española a los actos conmemorativos del 25 aniversario, decir que
hay lazos comunes entre ambas monarquías. No sólo la sangre Glücksburg les une,
también las coincidencias, Harald también conoció el exilio al ser invadida
Noruega por los alemanes en 1940. Con tres años abandonaba su país para
instalarse junto a su madre en Washington, mientras que su padre y su abuelo
esperaban tiempos mejores en Londres. Al rey
Harald también le gusta la caza, la pesca, la vela y al igual que don Juan
Carlos, el rey noruego tenía dos hermanas mayores; Ragnhild y Astrid, pero al
ser él el varón y dada la discriminación nobiliaria que ha mantenido desde
siempre la nobleza, fue él el llamado a ser sucesor de su padre, el rey Olaf V.
Hecho que él mantuvo hasta que el Parlamento derogó en 1990 la discriminación
por sexo que recogía su Constitución, siendo por tanto su heredero el hijo varón
Haakoon, casado con Mette Marit y no la primogénita. A Marta Luisa, fisioterapeuta, escritora, cantante y vidente de
ángeles, no parece afectarle haber sido relegada en la sucesión por su hermano
pequeño, posiblemente con las
obligaciones regias, la princesa no habría podido fundar la escuela alternativa
Astarte Education para enseñar a la
gente a comunicarse con los ángeles y hacer viajes espirituales.
Harald no tuvo fácil casarse con la “plebeya” Sonia
Haraldsen. Le costó una década convencer a su padre. Cuando por media Europa
corría el rumor de un “noviazgo” entre el príncipe noruego, Harald y la
princesa griega, Sofía, la realidad era bien diferente. Puede que Sofía
estuviese ilusionada con el nórdico, gracias a las estrategias de su madre,
Federica de Hannover, lo cierto es que el príncipe heredero ya estaba loco de
amor por la hija de unos comerciantes noruegos, por la que hubiera sido capaz
de renunciar a sus derechos dinásticos por amor, historia que se repitió
después con su hijo Haakon cuando planteó casarse con Mette Marit. En marzo de
1968 su padre el rey Olav cedió y el gobierno autorizó el enlace. Antes de que
alguien cambiase de opinión, en cinco meses se casaron.
Harald ha visitado con
frecuencia España de forma privada para tomar parte, entre otras actividades,
en regatas de vela. Su barco el Fram siempre amarraba a la vera del Bribón del
rey Juan Carlos y del Aifos del entonces príncipe Felipe. Sería por rivalidad
náutica o por no tener nada más que comentarse que, apenas se daban un apretón
de manos sin más, y según llegaba el rey noruego de las pruebas, solía
descalzarse sin quitarse sus calcetines gruesos y se quedaba un buen rato
bebiendo en la cubierta unos cuantos botes de cerveza noruega bien fresquita
junto a su tripulación, uno de ellos de pelo largo con aspecto vikingo era a su
vez su escolta. Prueba de la normalidad regia que se respira en ese pequeño
país nórdico, en el que uno puede hacer un picnic en los jardines abiertos del
Palacio Real en el centro de Oslo o ver pasear a Mette Marit con sus niños sin
despliegue policial, es que el rey se iba caminando por el paseo marítimo de Mallorca hasta
su hotel y aprovechaba el trayecto para ir probando la cerveza local. Hay una
anécdota que refleja tanta normalidad regia, la que tuvo el fotógrafo Bernardo
Paz con el propio rey “estando yo una vez en el bar del hotel Mirador, entraron
Harald y su escolta, se tomaron una cerveza y les invité. Cuando se fueron
me dieron las gracias y por la tarde, me invitó a una cerveza en el bar del
náutico. Harald ha sido fiel a su gorra y a sus calcetines con
sandalias”.
El aniversario
se celebra durante el fin de semana en Oslo. Asisten los reyes de Suecia, Silvia y Gustavo y la reina Margarita de Dinamarca, sin su
marido, dado que el príncipe Enrique se ha jubilado de sus actividades como
príncipe danés y de su malestar por sentirse discriminado.
El viernes Harald y
Sonia recibían en el salón de banquetes del palacio real, las felicitaciones de
las Instituciones, incluidos los Samis que viven en la Laponia noruega,
organizaciones religiosas y cuerpo diplomático. Hoy sábado en la plaza del
palacio real hay actividades gratuitas de invierno; esquí, patinaje, snowboard
o toboganes de hielo, en las que también participa la familia real noruega. El
domingo 17, es el gran día de las celebraciones porque es cuando hace 25 años
Harald pasó de príncipe a rey, después de la misa de once oficiada por la obispo
Helga Haugland en la capilla del palacio real, se ofrece un concierto de
música, juegos de invierno en la plaza abierta delante del Palacio Real y las salvas
de honor disparadas por los cañones desde todas las fortificaciones noruegas
acabarán con el homenaje al cuarto de siglo de reinado de Harald V de Noruega.
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