Por Carmen Duerto (publicado en el periódico La Razón y en www.diarioabierto.es )
“El 24 viene la mayoría de la familia a mi casa y al día
siguiente, nos vamos a la de mi hermano. Nochebuena en casa y Navidad en casa
de mi hermano. Lo tenemos perfectamente repartido porque somos muchos. Hace
como nueve años le dije a Sofi “mira Sofi, somos demasiados”. Es que yo tengo
nueve nietos, más cuñados, novios, mujeres, hijos… de manera que abarco el 60
por ciento de todo y no hay sitio. En cambio, al día siguiente se van todos con
sus familias políticas y nos quedamos cuatro gatos”, así me contaba hace menos
de un mes la infanta Pilar cómo sería la reunión navideña de la familia Borbón
y así se ha cumplido, sólo que en esta ocasión han sido más de “cuatro gatos”.
En contra de lo publicado, la infanta Elena ha cenado el 24, Nochebuena, y ha
comido el 25, Navidad, en Madrid en dos domicilios familiares a pocos metros de
distancia uno de otro y por cierto, los Borbones no comen pavo; “Pavo nunca, lo
odiamos todos”, así de tajante es doña Pilar advirtiendo de los gustos
gastronómicos de la familia. La infanta, ejercía de hermana mayor y ha sido,
como viene siendo costumbre, la anfitriona de la cena del día 24.
El menú, con una familia tan grande y con la reina Sofía
vegetariana, es complicado porque cuesta poner a todos de acuerdo, de ahí que
nunca sea igual. Incluso hace dos años, la infanta Pilar se atrevió a servir el
famoso capón de Cascajares que es muy cómodo porque sólo hay que sacarlo de la
caja, calentar y servirlo, pero que no han vuelto a repetir porque al final,
les gusta guisar en casa.Por otra parte, estas han sido las primeras navidades
para la familia Rocasolano sin el abuelo Francisco, de ahí también se entiende
que doña Letizia haya preferido seguir organizando en su casa la cena de
Nochebuena con su hermana, Telma, sus sobrinas y la abuela Paloma y si el año
pasado, don Felipe se acercó con las niñas a saludar a su familia antes de cenar
con la familia de su mujer, este año no ha podido acudir al domicilio de la
infanta Pilar en la urbanización Puerta de Hierro en las afueras de Madrid, que
dista apenas diez minutos en coche del palacio y aunque el mensaje navideño real
que se emite en Nochebuena se había grabado con días antelación y este año como
novedad desde el salón del trono del Palacio Real, don Felipe no se pudo
acercar.
Los que sí que fueron fieles a la cita, además de los
Gómez Acebo-Borbón, fueron la familia de la infanta Margarita, los
Zurita-Borbón y la infanta doña Elena con sus hijos Felipe Froilán y Victoria
Federica. Faltaron, los Borbón-Ortiz, los reyes Eméritos y los
Urdangarín-Borbón, que se quedaron en Ginebra por razones obvias. Decir que los
Borbón presentes en la casa de Puerta de Hierro, vieron todos juntos el
discurso del rey Felipe en la primera cadena de TVE y lógicamente, después lo comentaron
en familia. Después, cena, risas, anécdotas, fotos, intercambio de regalos…..y
acostarse tarde. ¿Dónde cenaron los reyes Eméritos? Es una incógnita y así como
el año pasado, don Juan Carlos tampoco cenó con su familia pero sí que se pasó
luego por la casa de su hermana mayor a saludar, pues éste año ni eso.
Al día siguiente, 25 de diciembre, día de Navidad, los
reyes doña Sofía y don Juan Carlos hacían los honores de anfitriones recibiendo
en casa. Excepto algún Gómez-Acebo que tenía compromisos familiares con la
familia política, la familia del rey volvía a reunirse pero esta vez en La
Zarzuela. Todos elegantes, los hombres con chaqueta y las mujeres de corto. Primero,
se acercaban a escuchar misa en la pequeña Ermita del recinto ubicado en el
monte del Pardo y luego, se sentaban todos a la mesa, con la incorporación de
don Felipe, Letizia y las pequeñas, Leonor y Sofía. Han mantenido la costumbre de organizar una comida de Navidad sencilla para que el máximo personal posible del servicio doméstico del Palacio,
pueda librar y pasarlo con sus familias. De ahí que la comida navideña haya
sido tipo buffet. Cada uno se levantaba a servirse lo que quería de un menú que
tenía como primer plato sopa de pescado y luego, a elegir entre carne o pescado
con guarnición de verduritas y purés. El final de la velada con los dulces,
cafés, infusiones y demás bajativos, lo ponía una larga sobremesa familiar con
la tranquilidad de saber que estaban en familia y podían relajarse con bromas,
anécdotas y quién sabe si hasta con villancicos. Gracias a que el primo
Rocasolano, en el que Letizia confiaba hasta el punto de tenerle como abogado,
publicó unas fotos familiares de unas navidades en la casa de los Borbón-Ortiz,
donde se podía ver al entonces príncipe Felipe subido en un cochecito con un
casco que le quedaba pequeño, jugando con su hija Leonor, como hacen todos los
padres cuando se abren los regalos de reyes y el actual rey, dicen que es un
padrazo, pudimos ver con nuestros propios ojos cómo es una celebración navideña
dentro de los muros del palacio. Así que si hay que cantar villancicos, se
canta y si hay que probar juguetes, pues se prueban. La primera en abandonar la reunión familiar en La
Zarzuela el día de Navidad, era la infanta Elena con sus hijos porque tenían
que tomar un avión a Ginebra, que salía de Barajas esa misma tarde-noche para
pasar unos días con la infanta Cristina. Las hermanas cenaban el día 25 juntas
en Ginebra y quién sabe si se unirían a ellas los reyes Sofía y Juan Carlos
porque agenda oficial no tienen para esos días. También podrían aprovechar la
noche de Reyes, el 5 de enero, para celebrar el cumpleaños del rey Juan Carlos
al que le caen 78 años y que estas navidades se ha prodigado poco con la
familia.
La agenda privada
A partir del día 16 de diciembre, que doña Letizia tuvo
unas audiencias en el palacio de La Zarzuela, no constan más actos en su agenda
oficial. En la del rey Felipe el último apunte fue el día 18, cuando tuvo
varias audiencias militares en el Palacio Real. Hasta el próximo seis de enero,
día de la Pascua Militar que ambos presidirán en el Palacio Real, ambas agendas
están en blanco. Todo lo que ocurre en los diecinueve días que restan hasta el
seis de enero, pertenece a su vida privada. Así que esa agenda privada es una
recopilación de encuentros fortuitos. De esta forma hemos sabido que el
matrimonio con las pequeñas Leonor y Sofía, acudían al cine el miércoles 23 a
ver “Star Wars”. Otros años les hacía ilusión elegir el abeto en el centro de
jardinería “Los Peñotes” en la urbanización La Moraleja y también a doña
Letizia se la ha visto en los comercios llena de bolsas comprando los regalos
navideños. Para seguir la cabalgata de Reyes tampoco han tenido una costumbre fija,
unas veces han visto la que se organiza en el pueblo de Barajas, otras la de El
Pardo e incluso, la de Pozuelo de Alarcón, donde las niñas tienen muchas amigas
del colegio y todas localidades se encuentran en el extrarradio madrileño.
Aunque Felipe de Borbón y Letizia Ortíz, no sean de seguir
costumbres, hay una que sí mantienen, la de tomar el roscón de reyes con el
abuelo Jesús Ortiz en su piso de la urbanización Prado de Somosaguas, en la
misma que vive el líder del PSOE, Pedro Sánchez. No hace mucho, la familia real
solía pasar el fin de año en una estación de esquí, generalmente Baqueira
Beret, donde cuentan con tres chalets a pie de pistas. Ahora el destino es una
incógnita, una playa lejana, Asturias, Portugal…cualquier lugar es bueno para
pasar unos días de descanso y todo lo que privadamente les permiten los
teléfonos móviles ajenos, siempre dispuestos a inmortalizarles.
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