lunes, 20 de octubre de 2014

Philippe Venet,compañero de vida de Givenchy


Philippe Venet, compañero de vida de Givenchy

Por Carmen Duerto (publicado en diarioabierto.es)

Todo el mundo piensa que la columna de todo es Hubert de Givenchy y la verdadera columna que sujeta al maestro que enriqueció la Alta Costura, es Philippe Venet. Es el que tiene móvil, el que lleva dinero y tarjetas porque Hubert no lleva nada. Es equilibrado, suave, tranquilo, cerebral, práctico y se puede hablar muy bien con él, porque Hubert de repente se pone muy nervioso si le contradices, sin embargo, su compañero es una balsa de aceite. Además nunca quiere tener ningún protagonismo pero sí parece coqueto y tiene un estupendo y cuidado pelo blanco.

Llevan juntos desde siempre, tienen 89 y 87 años respectivamente y juntos desde hace seis décadas. Se conocieron porque Philippe entró a trabajar con él en el taller. También es costurero e incluso, tuvo su propia Casa en París aunque con menor eco mediático. Ambos viven, con sus respectivos perros labradores uno moreno y otro claro, en un palacio del XVI estupendo con un gran salón en medio donde hay una mesita donde comen y un enorme hall que distribuye en dos partes el palacio y si te pones mirando al jardín, la parte de la izquierda es de Hubert y la derecha de Philippe. Siempre que alguien requiere a Givenchy, él pide que esté Philip delante “que venga Philip”.


Para todo el montaje de la completa exposición sobre los 44 años de creación de Givenchy que le hace el Museo Thyssen de Madrid, Philippe Venet y la jefa del taller de la que fuera su Maison, antes de venderla al conglomerado LVMH, han estado presentes y también en la rueda de prensa, justo enfrente del “couture” que con sus enormes gafas oscuras no les perdía a ambos de vista.

La exposición “Hubert de Givenchy” estará abierta al público en el Museo Thyssen de Madrid, hasta el 18 de enero. Compuesta por 91 trajes, 17 cuadros y fotografías de gran tamaño .
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jueves, 16 de octubre de 2014

La Santa Manía por la ginebra

Publicado en www.diarioabierto.es
 
por Carmen Duerto  @cduerto
España es el país europeo donde más ginebra se consume y el tercero del mundo, por detrás de Estados Unidos y Filipinas. Desde hace unos años, los combinados con ginebra y concretamente el gin tonic se ha convertido en la bebida social más demandada y eso que el empeño por meter en la copa una especie de jardín con pepinos, frambuesas, flores o cítricos, la acercan más a un postre que a una bebida. Entramos en los dominios de Santamanía London Gin para conocer por qué ha sido la segunda en el cotizado premio “Gin Of The Year 2014”.
Coincidiendo con el notable incremento de consumo, hace casi cuatro meses, llegaba al mercado una original ginebra premium, Santamanía London Gin y es importante añadirle el apellido London Dry Gin porque es en la clasificación de los destilados, el que está en la cúspide. La mejor liga se juega en la clase premium London Dry Gin. Ahí se sitúa Santamania, la única microdestilería de España, que añade muchas bazas a su favor, por ejemplo, que es una destilería urbana situada en las afueras de Madrid, que sólo utiliza especias naturales y secas para la maceración, que es completamente artesanal y recupera las técnicas de destilado del siglo XVI y para la elaboración de su alcohol se emplea algo inédito como es la uva tempranillo que compran en Ciudad Real, cuando lo normal es usar patata o cereales, que su grado de perfección es tan exigente que el agua que se utiliza para rebajar el vodka con el que hacer la ginebra, llega en bidones de ocho litros directamente desde el valle de la Orotaba en Tenerife, ahí se encuentra una galería volcánica con un manantial de agua con escasísima mineralización haciendo que el agua prácticamente sea insípida y no altere el sabor de la fórmula secreta. Por cierto, necesitaron probar 32 fórmulas hasta que dieron con la definitiva que lleva para la maceración 15 ingredientes del tipo a frambuesa que compran en el valle del Jerte, el cilantro de Marruecos, enebro de Macedonía y pistacho, regaliz, limón, lima y romero españoles.
Todo el mundo lo sabrá pero para mi fue un descubrimiento saber que la ginebra es vodka en maceración. También embotellan un vodka puro, el de Santamania es un 96 por ciento alcohol de uva, que no filtran consiguiendo que mantenga el aroma de la uva tempranillo. Cuando quieren producir ginebra lo que hacen es rebajar el vodka con el agua que traen del Teide y ponerlo a macerar con los 15 ingredientes naturales y secos. El paso final es embotellarlo en una botella al ácido, numerada y sellarla con un tapón de plástico especial.
La nave donde se encuentra la destilería de Santamanía, está presidida por el gran alambique de cobre, al que ellos llaman Vera, para la destilación continua a 4 metros de altura. En cada destilado salen 330 botellas
Javier Domínguez, Ramón Morillo y Víctor Fraile, dos ingenieros y un agrónomo, creadores de la destilería Santamanía, tienen cuatro manías; Retomar la destilación artesanal, hacer un producto totalmente español, seleccionar los mejores ingredientes y trabajar con la mejor herramienta, que ellos llaman Vera y que fue fabricada a la medida siguiendo también las indicaciones de los tres socios.
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martes, 7 de octubre de 2014

Man in Progress Hombres en proceso de construcción


Hombres en proceso de construcción. Man In Progress 

Por Carmen Duerto publicado en diarioabierto.es

Hasta el dos de noviembre se puede disfrutar de la exposición “Man in progress” organizada en el Museo del Traje de Madrid y comisariada por los periodistas Marta Blanco y Jose Luis Diez Garde.

 


La exposición recoge en más de 40 piezas la evolución en la moda masculina en los últimos veinte años. No se limita a exponer prendas de vestir masculinas, que han marcado un hito, como la chaqueta de lunares que lució Messi en una entrega mundial de trofeos, el chándal traje de torero negro con el que vistió Fernando Verdasco en una final de tenis o los zapatos que usaba Warhol cuando pintaba en su estudio, es algo más. En cada sala hay un reproductor de sonido en el que escuchar la música que el diseñador ha elegido para evocar mejor lo que quiere transmitir con su traje y el recorrido por las salas de exposición, se enriquece con fotografías de producciones de moda realizadas por la revista en estos veinte años que lleva editándose en España.

También se muestran joyas, fragancias, ropa interior y vídeos interesantísimos que contribuyen a aportar más puntos de vista. Es una exposición sencilla en su visualización, pero se nota el trabajo tan laborioso de investigación y selección que los comisarios han tenido que hacer durante más de un año, que es el tiempo que llevan gestándola y como dice José Luis Diezla moda no es algo baladí. El hombre más rico de este país se dedica a ello“.

El museo del traje se encuentra en la ciudad universitaria de Madrid y la exposición temporal “Man in progress” es de acceso gratuito.
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viernes, 3 de octubre de 2014

"Miguel no se ha dado cuenta que se moría" Isabel Preysler


Miguel no se ha dado cuenta que se moría”
@cduerto publicado en www.diarioabierto.es

A Isabel Preysler le consolaba saber que “Miguel no se ha dado cuenta que se moría. No ha sufrido nada” pero eso no le resta ni un ápice de pena. Está destrozada, ha tenido tres maridos pero Miguel Boyer, sin duda, ha sido el amor de su vida. Ella que es como una geisha con los suyos, que los cuida y que se desvive por su gente, ha perdido al hombre que renunció a su carrerón político, en parte, motivado por ella y también porque era incompatible con el todopoderoso Alfonso Guerra, vicepresidente del gobierno en aquellos  momentos.  
En su larga vida profesional como economista, Miguel Boyer sólo fue tres años ministro del gobierno socialista de Felipe González y así es como está siendo recordado y como pasará a la historia. El hombre que tenía capacidad para llevar él sólo y al mismo tiempo tres ministerios, Economía, Hacienda y Comercio, se ganó a pulso el apodo de “súper ministro”. Al hacer balance en estos 75 años que ha vivido se puede decir que, aquella noticia que su sociedad no admitió en un principio porque rayaba lo más peregrino que uno pueda imaginar, la unión de un intelectual con semblante serio, seco pero con retranca en las distancias cortas y de perfil bajo con la mujer más mediática y más fotografiada de España, ha sido una gran historia de amor.  Eso sí que era juntar peras con manzanas.
Nacer en Francia en el exilio con mimbres tejidos en la izquierda republicana tenía que ser definitivo para que Boyer derivase en el socialismo y estar en el sitio apropiado a la hora precisa, más su excelente preparación profesional, le llevó a ocupar un puesto relevante en el primer gobierno de Felipe González. Precisamente como súper ministro se enamora de la mujer más mediática y más alejada de lo que podría entrar en los cánones de un intelectual que pasaba por ser una de las cabezas mejor amuebladas del país. Ella era Marquesa de Griñón por matrimonio y reina de corazones por voluntad popular con despacho de trabajo en el mundo frívolo de las revistas del corazón y Boyer, era ese hombre discreto, súper ministro que llevaba casado 22 años con una prestigiosa ginecóloga con la que tenía dos hijos, Laura y Miguel. 
Ambos casados y ambos bordeando la frontera del “pecado”. Especialmente no se entendía que un socialista, del partido socialista de aquellos primeros años de democracia en los que vestían con traje de pana gruesa, muchos habían pasado por la cárcel –Boyer sin ir más lejos estuvo seis meses en la prisión de Carabanchel- y hablaban de los “ricos” como ahora Podemos habla de la “casta”, que acabase relacionándose con la reina de corazones. No lo tuvieron fácil pero el resultado no ha podido ser más enriquecedor para ellos.
Isabel Preysler y Miguel Boyer se conocieron en unas lentejas de Mona Jiménez, una señora de la sociedad madrileña que organizaba comidas en su casa y reunía alrededor de un puchero de lentejas a lo mejor y más diverso de la sociedad. En las conocidas como “Las lentejas de Mona” surgió la relación y tuvo que ser un flechazo porque su vida no tardó en entrar en un bucle. Viajes a París, comidas en el extrarradio, donde era más difícil encontrarse con conocidos y detalles entrañables, fue muy comentado uno de los primeros regalos que le hizo Boyer a Isabel coincidiendo con unas navidades, le envió un juego de maletas de Loewe que ella devolvió. También por culpa de ese seguimiento mediático en el que entró al emparejarse con Isabel Preysler, sus salidas trascendían y eso permitía que Ruiz Mateos, al que el súper ministro le expropio todas sus empresas, le siguiera y montase un númerito delante de las cámaras que siempre les esperaban para llamar la atención sobre su “injusticia”. Vestido de superman les arrojó una tarta y también hizo famoso el grito de “Que te pego leches”.  Eran los avatares de ser la pareja de la mujer que posiblemente más portadas haya protagonizado en la prensa española.
Formaron parte de lo que se llamó la “Beautiful people”, Mariano Rubio y Carmen Posadas o Elena Boyra y José Federico de Carvajal, hombres en cargos de representación casados en segundas nupcias que formaban parte del poder. Isabel Preysler y Miguel Boyer consiguieron los divorcios de sus respectivos maridos, ella renunció a ser marquesa de Griñón y han pasado 26 años felizmente casados con una hija Ana Boyer que ha heredado la inquietud por la economía y el agnosticismo del padre. En 2012 un ictus cerebral le deja el lado izquierdo paralizado y dificultades para hablar. La recuperación al principio fue más rápida para llegar en los últimos meses a un punto de casi no retorno, aunque seguían apostando por su recuperación con un equipo de fisioterapeutas que diariamente trabajan con él. Nunca han perdido las esperanzas de su recuperación y su muerte seguro que no creyeron que fuera a ser inminente y menos el día de su santo.
Támara le llamaba el tío Miguel y con él tenía grandes desacuerdos en cuestiones de religión porque Boyer era profundamente agnóstico y aunque respetaba las ideas de Tamara, le gustaba rebatirle sus teorías. Ana, no solía entrar en esos debates porque estaba ideológicamente más cercana al padre, a cambio sí que le pedía consejo y despejaba dudas mientras estudiaba la carrera, tenía uno de los mejores maestros en casa. La pequeña de la familia estaba predestinada a desarrollar su carrera en el extranjero, esa era su inquietud, pero el ictus que sufrió su padre hace dos años y el amor que le tenía, le llevó a posponer sus planes para estar cerca de sus padres, tanto es así que pudiéndose independizar y vivir con su novio, ha preferido seguir en su casa para ayudar en la recuperación de su padre.
También Isabel redujo sus salidas al máximo, vivía volcada en la recuperación de Miguel Boyer, tanto que había hecho de la máxima “eres lo que comes” una ley en su casa.  Le modificó la dieta, los alimentos eran orgánicos y lo más ecológicos posibles, le cambio el pan blanco por el integral, suprimió el azúcar por la estevia y consiguió que comiese paella de arroz integral, algo que antes del ictus se habría negado a probar.  Estaba convencida que todo sumaba para su recuperación. Isabel ha sido un ejemplo de que los votos que hizo al casarse, cuidarse y amarse en la salud y en la enfermedad los ha ejercido hasta el final.
Los que han tratado a Miguel Boyer, le definen como irónico, culto pero no pedante, con un gran sentido del humor y ahora que ha fallecido seguro que su hija Ana me deja contar una anécdota entrañable. En una de las visitas de Julio Jose y Charisse Verhaert a la casa de Puerta de Hierro, donde vive la familia Boyer-Preysler,  mientras preparaban su boda, Boyer se queda mirando a Charisse y comenta, “que buena está”. Una expresión impensable en el educadísimo exministro, pero la enfermedad le había hecho ser más desinhibido.
Ayer por mañana a la hora y media de ingresar por urgencias en la clínica Ruber, Isabel Preysler recibía el mazazo que nadie esperaba, apoyándola estaban su hija Tamara, para la que ha muerto el “tío Miguel” y Ana que pierde un padre y aunque es muy fuerte está absolutamente destrozada de pena. El resto de hermanos; Isabel, Enrique y Julio José llegan hoy a Madrid para acompañarse todos porque los Preysler-Boyer-Falcó son una piña.