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Bien, ya estamos oficialmente en campaña y entramos en los mundos felices de Yupi. Ahora todo es un puedo prometer y prometo un mundo feliz, unas medidas maravillosas y un qué feo es el contrario. "
Tonto el último" y "Si tu dices 20, yo digo 40". Que esto no es un mus, señores. Que somos ciudadanos, que no estamos locos, que algunos están indignados, otros indiferentes, otros apáticos, otros no creyentes y los más; desconcertados. Que ahora no podemos decir que haremos y luego, cuando estemos, todo lo borremos de la memoria y de los programas. Que ahora nos subimos en las bicicletas, vamos a los mercados, nos dejamos tocar las manos por la gente -con el puesto viene incorporado el guardaespaldas y la cinta de seguridad- e incluso, levantamos en volandas a los niños y besamos a los ancianos y se dejan fotografiar en sus casas o con sus familias, contándonos sus orígenes y sus sufrimientos. Los políticos se expanden como el
blandiblup por las calles y por los caminos sin asfaltar. Y mientras tanto, aquí estamos, algunos como yo, desconcertados en un estado total de agnosticismo y mira que me gusta a mi creer y creer, que hasta lloro en las películas de buenos y malos
pero ésto aún no lo veo en cinemascope.
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