por Carmen Duerto
Pedro del Hierro
ha muerto en la misma ciudad donde nació, Madrid y sin haber recibido las
distinciones con las que tendría que haber sido reconocido su talento. El
hombre que mejores patrones de sastrería ha hecho en este país, nos ha dejado a
los 66 años de edad. Como hijo de profesor y de pintor, en su casa vivió
rodeado de arte y de olor a pintura. Sus ojos se educaron en un ambiente
artístico que marcaría su destino. Podía haber sido bailarín, pero dibujaba con
pasión y enseguida le encontró la parte práctica, más allá de colgar sus obras
en una pared. Él comenzó a llevar sus bocetos a la tela y de ahí a crear piezas
únicas para las mujeres de la sociedad española que pronto vieron en él a un
maestro. Abrió su taller de costura, por donde pasó el quién es quién de la
época y ahí, al estilo de los salones de París, desfilaban sus modelos para que
las clientas comprasen tranquilamente mientras comentaban sus cosas y pasaban
la tarde. La costura y los trajes a medida era para un grupo muy selecto de
mujeres, las que podían pagarlo. No sería hasta noviembre de 1976, después de
su ingreso en la Cámara de Alta Costura, cuando se decide a mostrar sus diseños
en una pasarela abierta al público. Se estrenó con una colección de inspiración
oriental para el otoño-invierno de 1977 que también tenía guiños folk. Contribuyó
a asentar la madrileña Pasarela Cibeles. Aún recuerdo sus salidas al finalizar
cada desfile, cómo la recorría entera mirando a derecha y a izquierda, con esos
ojillos detrás de sus gafas que no perdían detalle y desde el respeto y la admiración que le tenía,
siempre me pareció un pequeño duende con esas manitas que se frotaba y esas
chaquetas tan largas.
Pedro Rodríguez,
Pertegaz, Elio Berhanyer o Rabanne, eran buques insignias en la costura española
y ahí es donde Pedro del Hierro se fue haciendo un hueco por su modernidad y
por haber “democratizado” la costura, ya que abrió boutique dentro de unos
grandes almacenes como eran los de Cortefiel en 1989. Una década después lanza
una segunda línea, todavía más accesible y juvenil con sus siglas; PdH. En 2003 sus problemas físicos se ven
agravados por episodios de crisis cardíacas y se ve obligado a abandonar la
dirección creativa. En 2012, el grupo Cortefiel, dueño de su firma, anuncia el
fichaje de [Carmen
March, que regresó al diseño después de haber abandonado su propia firma y
haberse tomado dos años sabáticos.
Pedro del Hierro,
nos deja sin haber recibido apenas distinciones, un dedal de oro y poco más.
Una exposición-homenaje en 2011, cuando ya estaba muy deteriorada su salud,
sirve de despedida oficial en el Museo del Traje. Cmo una gran mayoría de artistas, Pedro del Hierro,
también vivió sus episodios convulsos, sin llegar a la injerencia de Galliano o
al suicidio de McQueen, pero hoy no es día de recordar lo negro, sino el color
y el buen gusto que le puso a la estética de este país. Y si hoy, Cortefiel y
Carmen March pueden desfilar con su nombre en Nueva York es porque él tejió una
buena urdimbre.
Para seguirme en twitter; @cduerto
No hay comentarios:
Publicar un comentario