martes, 10 de abril de 2012

Un viaje a Kyrguistan

Hemos quedado con el equipo Journey of Discovery de Land Rover en encontrarnos en la capital de la república del Kyrguistan, en Bishkek. Ellos llegan por carretera desde Kazaguistan. Han dejado a los periodistas alemanes en el aeropuerto y ahora toca una de las etapas más complejas, excitantes, diferentes y duras de esta travesia de 12.900 km que une Inglaterra con Pekin. Es la que hace España y nos enteramos que seré la única periodista que hará una etapa completa. En Italia, hubo una colega que hizo un día de trayecto. Represento a España, a mis dos medios; Yo Dona y diario abierto, y soy mujer. En esta aventura, por tanto, una excepción. Menos mal que también forma equipo Belén Lacalle de Land Rover, que dicho sea de paso también será la única RRPP que haga etapa completa. Seremos dos mujeres con doce madelman. Estamos encantadas, la verdad sea dicha.
La jornada jet lag comenzaba con un desayuno-comida. A los postres nos recogía una guía -kyrguis con un perfecto inglés- en el hotel y nos llevaba a recorrer la ciudad de un país que nació como tal en el año 2000. El pueblo Kyrguis eran nómadas, fué el imperio ruso el que decidió fundar una ciudad en estas lejanas tierras que tiene oro en sus altas montañas y cultiva la tierra. Cuando caen los zares, la estética soviet se apodera del lugar, grandes monumentos, plazas de enormes proporciones, edificios como moles de granito y columnas....y dos paradojas, en el edificio donde se reunía el poder soviet, hasta el 2000, ahora lo ocupa la Universidad Americana y el museo de Lenín ahora es el museo de la historia del país. En el Kyrguistan actual viven 5.500.000 millones de personas. Se habla ruso y kyrguis. La moneda es el SON y se cambia a 62 SON por un euro. Hay pocos coches porque son caros. Dominan las furgonetas particulares que prestan servicio de

autobús. Hay trolebuses viejísimos y 96 partídos políticos, pero cinco son los que dominan.

Para finalizar la visita, invertimos un poco en compras por un mercado de puestos al aire libre, donde nos volvemos locos y nos hacemos con 40 anillos de fieltro. Material que trabajan para todo; zapatos, abrigos, ropa de casa...Unas linternas por 1 euro para la noche que pasaremos en las Yurtas y una micro tarjeta para la cámara de fotos digital -3 euros-. Por cierto, las mujeres no van tapadas, no llevan túnicas ni similares, visten a la europea e incluso, la gente joven que veo, podrían hacerse el fondo de armario en los MANGO que hay en la ciudad. Han leído bien, sí, también hemos llegado a este lejano país.

Luego visitamos los grandes almacenes Zom. Que venden lo mismo

pero bajo techo. Y allí existe un trabajo, hasta ahora para mi inédito, una señora con dos teléfonos de cable controla las escaleras mecánicas. Tan curioso como los guardias que te encuentras de madrugada regulando el inexistente tráfico...

Sobre las siete de la tarde nos informan que, nuestros compañeros de aventura, ya han llegado al hotel y la verdad, eso despierta nuestra curiosidad. No defraudan. Altos, corpulentos, encantadores y dan la mano estrujándola. Después de sonarme los 27 huesos con cada saludo, reconozco que me relaja. Esa fortaleza es algo que agradezco porque eso me inspira más confianza, digamos que una seguridad para la aventura. Mientras cenamos veo cómo se alimentan esos biceps y ya sé que nada malo nos puede pasar. El miedo, comienza a desaparecer....aunque nos adviertan que esta es una de las etapas más complejas con las peores carreteras, que subiremos montañas y bajaremos a lagos. Que dormiremos en 4 Yurtas porque no hay otro tipo de alojamiento y que nos despediran antes de llegar al paso a China porque es tremendamente peligroso......

La última anécdota del día en este lejano país, ha sido el regreso al hotel en taxi. No hemos cogido los Land Rover porque las cenas se acompañan de vodka, algo incompatible con la conducción. En el taxi híbrido, sonaba Bebe en español. No dábamos crédito y el conductor mogol en inglés nos aclara; "Me gusta la música española". Mientras tanto la luna está creciendo...

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