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Para levantar un
pequeño imperio llamado Cruciani con
pulseras de hilo a 7,50 euros, hay que ponerle mucha leyenda y mucho
marqueting. Por ejemplo, tienen una pulsera, que llaman quadrifoglio, tejida
con siete tréboles de cuatro hojas que se corresponden con; fama, riqueza,
salud y amor. Eso es la fusión de las dos premisas; marqueting y leyenda. En
tiempos de crisis hay quien se arriesga e invierte y quién se aferra a la
suerte. Luca Caprai inaugura en Madrid la tienda Cruciani, después de haberse
establecido en Milán, Tokio y Dubai.
En el Jardín de
Serrano, ese centro comercial pequeñito con vistas a Goya y a Serrano que comparte
pared con Prada, han abierto un local de 50 metros cuadrados revestido de
espejos para aumentar el espacio. Las pulseras se exponen en vitrinas retroiluminadas,
iluminadas con un juego de luces creado por barras de luz colocadas a modo de rodapiés
y neones de color rojo.
Las pulseras, tejidas
en macramé de 30 colores diferentes. Son 100 por cien italianas, las máquinas,
el hilo… todo es de la casa Caprai. Las hay para niños y
adultos. Sus precios oscilan entre los 7,5 y 20 euros de las ediciones
limitadas. También se venden pashminas, pero su presencia en la tienda es
anecdótica.
Luca Caprai crea la
marca Cruciani en 1992. Desciende de una de las familias más importantes en la
industria de fabricación del hilo y de
los tejidos. La empresa de su padre, Arnaldo Caprai, suministra a las mejores
firmas de moda. Y sin duda debe de ser una persona muy influyente porque el día
de la inauguración recibió la visita de Eduardo Zaplana, un hombre que no da
puntadas sin hilo, sea éste cien por cien italiano o valenciano.
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