lunes, 26 de mayo de 2014

La Cara oculta de Cannes - La Razón digital

Como no soy crítica de cine, ni siquiera becaria especialista, mi paso por el festival de cine de Cannes, ha sido como observadora. Gracias a Nespresso, uno de los patrocinadores del evento he podido vivir la experiencia de participar en ese circo e incluso, protagonizar el pequeño papel de extra. He sido del cupo de personas anónimas, con las que se llena el cine, la alfombra roja, los hotelazos, los espacios de la playa y los coches oficiales.
En mi papel de extra de festival de cine, he hiperventilado por las esquinas y no porque todo estuviera masificado, ni porque viera a cientos de famosos, que los hay pero cuesta un poco identificarlos sin caracterización. La hiperventilación viene porque llegas al hotel Majestic, uno de los estratégicos donde se aloja parte del jurado como Carole Bouquet y mucho celebritismo y descubres que la verdadera hoguera de vanidades son los extras, pero los extras ricos, los que sin ser de la industria del cine, se apuntan esos días para estar entre las estrellas y epatar.
En la rotonda de entrada del hotel de Carole Bouquet y mío, había un Bugatti Veyron plata, valorado en dos millones de euros que, el joven árabe que se subió a él, sabía que ya podía pasar por ahí Adrien Brody, otro de los huéspedes, que nadie repararía en su prominente nariz. Ese tipo de personajes se clonan por toda la Croisette y también, los Ferrari rojos, los Maseratti descapotados blancos y los Land Rover customizados hasta el medio millón de euros. Esos extras sí que llevan lo suyo para epatar porque a los verdaderos protagonistas, a los actores, les customizan de prestado. Es como una gran teletienda en casa. Las marcas de lujo toman ese trocito de Costa Azul, durante doce días y compiten por ver cuántos productos, trajes, joyas, cosméticos o complementos colocan al mayor número de celebrities. Tanto es así que cada vez hay más modelos y "famosas locales", las que sólo son conocidas en sus respectivos países, que hacen el festival simultáneamente con los protagonistas del cine.
Los trajes y las joyas con las que las invitadas millonarias que se interpretan con todo su joyero encima, son las auténticas en propiedad. El resto que se despliegan por los cuerpos de los actores son prestadas. Y como en el cine, nada es verdad, todo es puro teatro. Los trajes, las joyas, los complementos son una ilusión encima de esos cuerpos de cine. Algunas incluso, llevan prestado hasta el guardaespaldas. Tal es el valor de lo que portan, que las marcas les ponen seguridad para vigilar que no las desvalijen. El año pasado robaron una fortuna y nunca más se supo. Este año, ha sido un festival muy tranquilo, tan solo la irrupción de unos tanques de guerra por la ya de por sí, colapsada Croissette, con unos actores con exceso de gimnasio, fue lo más relevante. Ni siquiera ha habido gente subida a las palmeras para ver algo o friquis disfrazados de súper héroes, ni nadie que defienda a las focas.
Decir que todo el evento transcurre en un alargado paseo marítimo con palacio de Festivales donde resulta curioso ver cómo las fachadas, balcones y terrazas se alquilan para que las productoras los usen a modo de vallas publicitarias gigantes donde promocionar su producto. Que la playa se llena de chiringuitos lujosos donde comer y beber y por la noche, bailar como si no hubiera un mañana. Ahí se celebran fiestas post película, pero también hay barcos fondeados para eventos privados y palacetes que se alquilan con ese propósito. Que la entrada a los hoteles está controlada y ponen vallas para que los curiosos no accedan pero puedan ver cómo salen y entran los actores. Que la seguridad se refuerza con 200 policías franceses extra y que en esos días el aeropuerto de Niza sufre de overbooking de aviones privados.
Y como curiosidad de cine, visitar propiamente las instalaciones del Festival es curiosísimo. Hay como unas tiendas de campaña blancas con la representación oficial de cada país con su bandera exterior ondeante, para informar de los requisitos para hacer películas, permisos, ordenanzas, subvenciones..Y un gran pabellón redondo, que es un mercado de cine, ahí se venden y compran películas. Es donde está el negocio. También hay un corredor de la fama, con manos tatuadas en el suelo y por haber hay hasta un detector de salmonela y 1000 casilleros metálicos para la prensa y colas para todo.

George Clooney y su compromiso con Sudán

El caso de Nespresso es particular y encomiable. Ellos llevan ligados al Festival de Cine de Cannes desde hace siete años y desde hace cuatro patrocinan el Gran Premio Nespresso para Jóvenes Talentos. Era alentador ver cómo a los talentos les tienen un lugar reservado en el chiringuito lujosoEl caso de Nespresso es particular y encomiable. Ellos llevan ligados al Festival de Cine de Cannes desde hace siete años y desde hace cuatro patrocinan el Gran Premio Nespresso para Jóvenes Talentos. Era alentador ver cómo a los talentos les tienen un lugar reservado en el chiringuito lujoso que montan en la playa. Ellos le llaman Le Plage Nespresso. Evidentemente, es más bonito llamarle así, pero el lector se hará una idea mejor si lo llamo chiringuito de playa. Ahí no van los famosos a comer, ellos prefieren pedir un servicio de habitaciones y no mostrarse, además, tienen mucha tarea de customización, así que somos los invitados de la marca y los cineastas jóvenes, los que disfrutan del espacio y de todas las variedades posibles de café, como el demandado cortado con vainilla o con caramelo. Deliciosos. Ya soy incondicional. El chef Francoise Vadala, especializado en atún con hierbas frescas, se inspira en el cine y en el caflé para crear manjares superiores y de ahí que sea el lugar más demandado para comer y para beber.
Tienen 300 máquinas distribuidas por los 18 km que diariamente se recorre cuatro veces al día, Román, en su moto eléctrica para abastecerlas de cápsulas. Es el café oficial y los 10 días que dura el festival, se consumirán cerca de 200.000 capsulas. La más demandada la Voluto, que es la que promociona George Clooney. Un actor comprometido con el desarrollo de Sudán del Sur. Todo lo que gana en Nespresso lo emplea en ayudar a ese país y para ello tiene una oficina en Los Ángeles con 21 personas que se encargan de que esa ayuda llegue.


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 que montan en la playa. Ellos le llaman Le Plage Nespresso. Evidentemente, es más bonito llamarle así, pero el lector se hará una idea mejor si lo llamo chiringuito de playa. Ahí no van los famosos a comer, ellos prefieren pedir un servicio de habitaciones y no mostrarse, además, tienen mucha tarea de customización, así que somos los invitados de la marca y los cineastas jóvenes, los que disfrutan del espacio y de todas las variedades posibles de café, como el demandado cortado con vainilla o con caramelo. Deliciosos. Ya soy incondicional. El chef Francoise Vadala, especializado en atún con hierbas frescas, se inspira en el cine y en el caflé para crear manjares superiores y de ahí que sea el lugar más demandado para comer y para beber.
Tienen 300 máquinas distribuidas por los 18 km que diariamente se recorre cuatro veces al día, Román, en su moto eléctrica para abastecerlas de cápsulas. Es el café oficial y los 10 días que dura el festival, se consumirán cerca de 200.000 capsulas. La más demandada la Voluto, que es la que promociona George Clooney. Un actor comprometido con el desarrollo de Sudán del Sur. Todo lo que gana en Nespresso lo emplea en ayudar a ese país y para ello tiene una oficina en Los Ángeles con 21 personas que se encargan de que esa ayuda llegue.


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