David Álvarez Diéz, presidente de Eulen, propietario de Vega Sicilia y
Marqués de Crémenes
Publicado en diarioabierto por Carmen Duerto @cduerto
Cuando David
Álvarez nació, hace 87 años en Crémenes, un pueblo en un valle leonés
pegado a los Picos de Europa atravesado por el río Dueñas que mueve el molino
propiedad del nuevo marqués, lo poblaban 250 habitantes, ahora quedan 60. Con
tres años el presidente de Eulen, emigra a Bilbao con sus padres y sus hermanos,
allí vive 50 años, antes de instalarse definitivamente en Madrid. Su padre “que ganaba 300 pesetas, no podía pagarme los
estudios de ingeniero industrial en Madrid porque la beca del Estado nunca
llegaba a tiempo y no pude seguir estudiando. La necesidad es buena escuela.
Con 18 años regresé a Bilbao y con 19, ya tenía una academia que se llamaba
Minerva, diosa de la sabiduría que llegó a tener 1000 alumnos”. A Minerva
se la representa con un búho, que es la imagen de Eulen, el grupo que funda y
que da trabajo a 82.000 personas. David Álvarez es un hombre coqueto “desde hace 50 años me hago los trajes en el
mismo sastre de Bilbao” y se ríe picaron, cuando reparo en ello. La verdad
es que tiene la planta que muchos marqueses de toda la vida, quisieran “Yo he sido una persona que he trabajado
mucho en la vida y
Su Majestadel rey Juan Carlos tuvo la delicadeza de fijarse en mi concediéndome
el título de marqués de Crémenes”.
¿Cómo
se le comunican que es marqués?
Estaba desayunando en casa y me llamó el asesor jurídico
de la empresa para darme la noticia. Y le dije; ¿pero tú, cómo te has enterado?
porque estás en el Boletín Oficial del Estado. Mucha gente lo merecerá tanto o
más que yo pero a unos les toca esto y otros pasan desapercibidos, como yo lo
he estado toda mi vida.
¿La
Casa Real no se lo consultó previamente?
No, la Casa Real no me dice nada porque no tiene por qué
decírmelo. Lo recibo como un regalo quién no quiere serlo, si me hubiesen
condenado a 30 años de prisión, me lo hubiesen consultado, pero hacerme
marqués, no es necesario consultarlo. Cuando colgué el teléfono, después de que
mi asesor me lo hubiese dicho, lo primero que hice fue decirle a mi mujer que
era marquesa y no reaccionamos, ni saltamos, ni abrimos botellas de champagne.
Mi madre seguro que hubiese llorado dos días enteros, pero no de alegría, me
hubiese dicho; “David, que nosotros no somos de eso, ten cuidado, que eso te
traerá disgustos”.
¿No
está contento?
Yo he andado con muchos marqueses y me respetan. He
estado en sus casas y he comido con muchos, ahora estoy en otra época distinta
a la de mi madre y considero que Su Majestad ha entendido que tengo los méritos
profesionales y humanos para nombrarme marqués y como lo entiendo así, así lo
admito y lo agradezco, pero mi mayor título ha sido ser hijo de mis padres y
ser leonés.
Yo no soy un prototipo. Soy un hombre normal con todos
los defectos y como tengo que pagar las nóminas de 82.000 familias todos los
meses, sigo al frente de la empresa porque no tengo necesidad de jubilarme. La
necesidad no es mía es de otros que necesitan que yo esté aquí porque soy el
creador de todo esto y la gente en quien confía es en mi. Saben que si estoy
cogiendo la manfera del arao, el arao
irá por el camino que yo quiera. Los padres están hasta que se mueren, no se
jubilan nunca, los jubilan los hijos. La empresa se hace para los hombres
ganando dinero, no se hace ganando dinero a costa de los hombres. Este es el
resultado de la herencia que me dejaron mis padres.
¿El
rey Juan Carlos tampoco le llamó para darle la bienvenida a la aristocracia?
Sí, me llamó y estuve con él, sólo hablamos de la
enfermedad suya y de la mía, que es algo que le ha preocupado mucho. Hemos
estado los dos enfermos al mismo tiempo. Al rey no le hago preguntas, lo más
que le pregunto es por su salud, claro que hablamos de cosas, pero no le
pregunto sobre sus intenciones. Él me llama David y yo le llamo Majestad porque
siempre seré David Álvarez, además de marqués. Me distinguió recibiéndome con
un abrazo y acompañándome hasta el ascensor con otro abrazo. Creo que don Juan
Carlos tiene buen concepto porque me conoce de otras ocasiones. Anda bastante
bien, me dio el brazo para que le cogiese yo y le dije; “Sí, si voy a agarrarme
porque usted lleva tres pies y yo dos”.
¿Brindaron
con un Vega Sicilia “Único”?
No, pero me consta que el rey tiene mucho interés por
nuestro vino. Él beberá Vega Sicilia cuando tenga cosas excepcionales pero no
creo que lo haga a diario. Su Majestad tiene cupo y paga el vino que pide y por
otra parte, la Casa Real también tiene cupo y lo que piden para sus actos
oficiales también lo pagan. Su hijo no tiene cupo, yo creo que bebe poco.
¿Qué
uso piensa darle al marquesado?
Ninguno que no esté dentro de mi modo de ser. Cuando me
despedía un ujier en La Zarzuela, me dijo; “Adiós, señor marqués” y le dije;
“yo me llamo David Álvarez y lo aclaré”. A mí el marquesado me honra, el rey me
honra y reconoce ante la sociedad que he trabajado mucho, no más que otros,
pero sí mucho. Eso es lo que hace que me nombre marqués, pero a mí no me pide
nada. Yo siempre seré David Álvarez Diéz y el marquesado no podrán ponerlo por
encima de mi nombre porque mi nombre es mi hombre.
¿Por
qué es vitalicio?
Porque yo tengo un problema familiar de varios de mis
hijos que están fuera de mi jurisdicción porque han querido andar solos y sin
mi autorización. El rey sabe eso y sin saber quiénes están conmigo y quién no,
supongo que la opinión de su Majestad ha sido; “vete tú a saber dónde cae este
marquesado” y por eso es vitalicio.
¿Cómo
es el título de Crémenes? Lleva una corona pero no me he enterado todavía de las
puntas que tiene porque no he tenido tiempo, ni tampoco he encargado papeles.
¿Su
vida es un ejemplo de triunfo, por qué no concede entrevistas?
Porque el triunfo lo llevo puesto por dentro porque yo
duermo muy bien. Mi mujer dice que tardo cinco minutos en dormirme. Soy así, no
necesito nada. Termino de trabajar sobre las cuatro y media y me voy a casa a
comer. El desorden mío lo tengo que respetar yo porque así por la tarde no vuelvo
a la oficina. Al cine y al teatro voy excepcionalmente. El fútbol me gusta pero
verlo en la televisión. He tenido el número 126 del Atleti de Bilbao, hoy sería
el dos porque los otros se han muerto. No voy al fútbol y tengo dos palcos, uno
en el Madrid y otro en el Atlético, pero van los invitados. Las muchedumbres me
asustan. He sido valiente para muchas cosas de la vida, pero meterme entre
mucha gente me descentra.
¿Cómo
leonés hará honor a la cofradía de la buena mesa? Me gusta comer bien y antes comía mucho y ahora como
poco, con una dieta que me he puesto yo de las cosas que me gustan. Lo que no
como es lo que me diga una nutrióloga. Como verduras y frutas y para tomar
proteínas animales, me mandan todos los miércoles desde mi pueblo unos litros
de leche de vaca hervida y eso ceno muchas noches. Sólo al mediodía tomo medio
vaso de vino.
¿Por
qué se hace con Vega Sicilia, sin tener tradición? Yo compré Vega Sicilia y cuando llegué a casa, viviendo
ya en Madrid en el año 82, le dije a mi mujer, la vasca con la que tuve a mis
hijos; “he comprado una bodega de vino” y ella me preguntó; “pero qué bodega
has comprado, si nosotros no entendemos nada de vinos”. Y entonces, mandó
comprar dos botellas de Vega Sicilia para probarlo. Compré la bodega porque era
propiedad de un checoslovaco nacionalizado venezolano que tenía dos ofertas,
una suiza y otra árabe, a los árabes no se le podía vender porque estropean el
vino y sin verla antes, la compré porque el nombre de Vega Sicilia vendía lo
que yo quisiera. La Casa francesa Dior nos pidió el color Vega Sicilia en
exclusiva para hacer prendas y no se lo dimos.
¿De
qué está más orgulloso?
De mis padres, Emilio y Eladia, sobretodo de mi madre que
tenía destellos de ser santa. He visto a mi madre en esa época del hambre,
viviendo en Bilbao, cómo salía a la puerta de mi casa con un plato de comida
para dárselo al pobre que llamaba y estoy seguro que muchas veces les dio lo de
ella. Ahí se forja el espíritu de sacrificio, la cautela y la austeridad. Jamás
la vi discutir y así murió. El reconocimiento como marqués es para ellos porque
soy el producto de mis padres. Ellos son los que me han traído hasta aquí,
junto a muchos hombres leales que han estado y están conmigo.
¿De
qué se arrepiente?De los pecados que cometo, pero de unos hechos concretos
no porque hice siempre lo que mi conciencia me dictó y mi conciencia fue
formada de niño. Me ha tocado mucha gente leal y algún traidor que siempre te
los da la vida, pero de los que también recibes lecciones de lo que no debes
hacer.
¿Cómo
es Crémenes?Es un pueblo precioso. Son mis raíces en casa de mis
abuelos, que eran ganaderos, tenían muchas ovejas y ellos también se merecen el
honor que me hace el rey. Las raíces no las pierdo, es mi pueblo y allí voy a
misa, vivo con mis paisanos ahora como antes, tengo una calle dedicada, allí compré
un molino, donde tengo una huerta. Yo soy entendido de comer y claro que sé de
frutales. Las verduras que comemos en casa son de mi pueblo y como me mandan
tanta cantidad la mayoría las entregamos a las monjas de la Caridad.
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