sábado, 12 de marzo de 2011

La Alta Costura en Valencia

No entiendo cómo los diseñadores de Alta Costura, no han descubierto las sedas tan exquisitas que se crean en Valencia. En el siglo XIX había 4000 talleres manuales que abastecían de seda a toda Europa. Ahora resisten dos. De ellos salen unos lujosos paños de 54 centímetros de ancho, llamados espolines. No sólo se distinguen a la vista, también se notan en el tacto y especialmente al darles la vuelta. Las sedas que se crean en los telares manuales no llevan tantos hilos por detrás, por tanto son telas más ligeras y permiten crear el bordado por milímetro. Se necesitan ocho semanas para crear 10 metros de tela y puede llevar 57 colores diferentes.

Es una obra de arte y no entiendo cómo los grandes de la Alta Costura no lo han descubierto. Claro que en los telares mecánicos se pueden hacer bellezas parecidas que nunca serán iguales pero sí más accesibles. Hace dos siglos en Valencia se producía todo lo necesario, se criaban los gusanos de seda, se hilaban las bobinas, luego se tejía y por último, en el poderoso Mercado de la Seda se comercializaba. Desde allí se distribuían por todo el mundo.
Gracias a las fiestas de Fallas, esa industria -muy reducida- pervive y también, a indumentaristas como Carmen Asins de Les Barraques que se empeñan por difundir esta silenciosa obra de arte.
Si Galliano les hubiera conocido seguro que habría sido uno de sus mejores clientes.

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