domingo, 13 de marzo de 2011

Mi tierra

los últimos titiriteros que recorrieron el valle
Un paisano por 1930
Hay lugares en los que uno nace y siente que allí tiene sus raíces y otros en los que decices que es una buena tierra para sembrar y ahí, igual que el roce hace el cariño, vas estableciendo vínculos que te hacen sentir que ya eres un poco parte del lugar.
Eso me pasa con Molledo Portolín, en el verde Valle de Iguña en Cantabria. Es tanta la vinculación que mi tercer libro la biografía de la Infanta Elena "La infanta Elena. La reina que pudo ser". Lo presenté en el centro cultural de Molledo y allí, mis amigos prepararon un cóctel que no lo supera ni el Palace de Madrid. Ahora, por ejemplo, he podido ilustrar este post gracias a que Angelito, un hombre espectacular que se ha construido -empleando unos 20 años- su casa palacio en Madernia al pie de Molledo, me ha pasado estas fotos impagables de los años 20 y 60. Por Molledo no se pasa, tienes que ir expresamente y así es como la descubrí hace ya muchos años. Gracias a una amiga que es parte de mi vida y a cuya madre, mi hija se refería como su "abuela de Santander que tiene vacas".
La matanza del gorrino
procesión de la Virgen del Camino
Un lugar entre montañas y valles verdes cuajados de hayas, nogales y acebos. Con turberas a las que ir a por unos sacos con los que nutrir las huertas y es tan limpio el ambiente que el muérdago crece a su antojo por las copas de los árboles y luego, decoran las entradas de las casas en Navidad. Está prohibido, sí, igual que coger la manzanilla amarga cercana al embalse pero siempre la hemos cogido, a primeros de septiembre, la suficiente para pasar el invierno y si no la cogemos nosotros la pacen las vacas.

Así que siempre será mejor que nos arreglen las tripas en caso de necesidad. También la procesión de la Virgen del Camino en Septiembre sigue teniendo mucho reclamo y es cuando echo en falta a gente que se va yendo y que siempre me gustaba observar. Además de la procesión, se organiza una especie de feria del ganado y bajan las vacas tudancas con sus campanones al prado al lado de las vías del famoso tren que va de Molledo a Portolín y que relataba Delibes y la canción popular. Y estas últimas fotos son de los orgullosos paisanos de la zona, gente que tiene sus raíces en el Valle de Iguña y que se abrieron al mundo; el ingeniero Torres Quevedo que inventó artilugios como el transbordador de las cataratas del Niágara o el poeta Evaristo Silio, cuya casa a la derecha se conserva así de bien, con su placa homenaje, en Santa Cruz de Iguña o Miguel Delibes que se inspiró en Molledo para escribir "El Camino". En cualquier rincón de este Valle me gustaría tener mi casa de piedra rodeada de árboles centenarios.

1 comentario:

  1. Hola Carmen, he leído esta entrada y me gustaría poder publicarla en mi blog que hace unos años que lo abrí para abrir a mi pueblo al mundo. Aunque ya Delibes lo hizo muchísimo mejor tiempo atrás. En principio nada más, solo contar con su beneplácito para poder publicarlo. Mi correo es el siguiente:
    jorge.andeco@gmail.com
    Un saludo y muchas gracias

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