(Jaime de Marichalar, dixit)
Y dicho lo cual, me cuenta un caso concreto, que desde el minuto 0 en el que perdió los nervios y se lió a garrotazos se dió cuenta de que estaba metiendo la pata; "Lo hacen con intención de provocarme y que pierda los nervios, como el día antes de la cabalgata de Reyes, que llevaba un bastón en la mano y me lié a bastonazos con ellos. Me dí cuenta, según daba el primer golpe, de que eso es lo que querían y encima así les daba a ganar más dinero, pero la niña estaba a punto de llorar y no pude contenerme".
¿Ha visto esas imágenes publicadas? No, no las he visto pero tampoco veo programas de corazón. Yo creo que no las han sacado porque nadie me ha dicho nada.
No es una novedad su queja y lamento contra la actuación de los fotógrafos acosadores, él mete a todos en el mismo saco, pero hay que diferenciar y se lo hago notar. Ante eso me cuenta algo que tampoco es ninguna novedad; " Estoy dispuesto a poner querellas sin parar porque esto es intolerable. Alguien ha decidido que somos públicos y ni yo ni mi ex-mujer recibimos un duro del Estado y lo sé bien porque soy el que paga las facturas. Parece ser que en la vía pública todo se permite pero ellos son menores de edad y habría que respetarlo. Sí, estoy muy harto".
Es evidente que utilizó palabras más fuertes para calificar a los fotografos acosadores, pero no seré yo la que las reproduzca, prefiero quedarme con esa imagen impoluta de dandy y por tanto, con un lenguaje afín. Y me sorprendió muchísimo que tenía buen talante, no estaba refunfuñando no con ganas de irse, como el día de la cena de presentación del último perfume de Loewe para hombres, cena a la que no le apetecía nada ir.
Esto tuvo lugar la tarde-noche del jueves 13 en Madrid, el día que el Real Madrid ganaba por 3 -1 al Atlético de Madrid. Y el día en el que se rumoreaba que la infanta Elena salía con su jefe de la compañía de seguros para la que trabaja.
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