domingo, 10 de octubre de 2010

Bebiéndome las estrellas



PARIS
El monje -Dom Pérignon se llamaba- que buscaba vino blanco para sus misas y se encontró con el champagne, bebía estrellas del firmamento. Esa era su metáfora divina, la mía anoche en París era más humana. Desde el Observatorio Astronómico se podían ver esas y también las humanas con sus piernas, por ejemplo, las de Aida Gómez, que bailan Carmen sin parar y no las tiene aseguradas porque no tiene tiempo. Zoé Valdés, se bañaría en champagne y si es Dom Pérignon lo consideraría un gran momento literario. Tanto como el relato de su salida de Cuba, cuando un funcionario detectó que su hija no tenía autorización, la niña escuchó La Macarena, se puso a bailar alejándose hacia la salida/libertad, el funcionario la miró y le dijo; "Anda escapa".
Otro momento épico, de la noche en la que se presentaba el vintage 2002 de Dom Pérignon, fue la actuación del icono francés, Arielle Dombasle, con un espectacular vestido de Galliano, nos dejó en extasis tanto como el descorche de añadas que acompañaba los platos de una cena preparada también por estrellas pero de Michelin. Con el primer plato -una bola que al aplastarla se rompía una yema de huevo- se descorchó una botella de 1962, inspirada en Warhol. Para el segundo -una ensalada de langosta- bebimos un champagne del 76 inspirado en el bailarin ruso Nureyev y el tercer plato -una pularda- lo acompañamos con una añada del 96, que homenajeaba a Richard Geoffroy el Chef de Cave de la Maison Dom Pérignon. Las viandas preparadas por el estrella Michelin, Jean-François Piége y si a esto le unimos la presencia de Daniel Lalonde, presidente de la firma, podemos afirmar que habia más estrellas que en el firmamento y eso que aún colea la semana de la moda.
Llovía en París y su torre Eiffel chisporroteaba a los lejos porque en el Observaorio del siglo XVI la calma era total y la conexión galáctica una realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario